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Amor inagotable, respuestas y fidelidad

De la Palabra de Dios: “Oh Señor, tu amor inagotable llena la tierra; enséñame tus decretos” (Salmos 119:64).

Al explorar Salmos 119 resalta a la vista cuántas cosas llegó a comprender a este hombre acerca del carácter de Dios, y hoy quiero compartir algunas contigo. Será un artículo más bien para leer los pasajes y meditar, con algunas preguntas. Así que toma lápiz y papel, o abre un documento en tu computadora, y prepárate a profundizar.

El amor de Dios es inagotable. En la Nueva Traducción Viviente el término amor inagotable aparece seis veces en Salmos 119 y 121 veces en toda la Biblia. En hebreo esa frase incluye la acepción amor que no cambia y también misericordia. ¿Has experimentado amores cambiantes, alguien que ayer te amó y hoy ya no te ama? Es posible a nivel humano, pero nunca con Dios. Su amor por ti no se agota ni cambia, y no depende de lo que hagas o dejes de hacer. Dios te ama porque sí, porque está en su naturaleza hacerlo.  Si te cuesta aceptarlo por las tantas veces en que el amor humano te ha herido o traicionado, pídele que te ayude aceptar su amor inagotable, a sentirlo de manera real.  Dios quiere tener ese tipo de relación contigo, él te persigue, te atrae con cuerdas de amor. (Busca Salmos 13:5; 89: 2; 119:41;   Jeremías 31:3, Oseas 11:4; Romanos 8:31-39.)

Dios responde a la oración de sus hijos. Una estrategia favorita de Satanás es hacernos pensar que Dios ignora nuestras oraciones, que no son importantes para él y que mejor busquemos otra vía de solución. Pero no funcionó con este salmista. Mira lo que dice el versículo 26: “Te conté mis planes y me respondiste” y en el 151 lo confirma: “Pero tú estás cerca, oh Señor”. Dios no se va de vacaciones ni tiene una máquina contestadora para que dejemos mensajes hasta que pueda devolvernos la llamada. Él responde, lo que sucede es que la respuesta no siempre es sí y es ahí donde batallamos nosotros. Y no hay techo ni fenómeno atmosférico  que puedan impedir que nos escuche, él está siempre cerca, aunque a nuestra mente finita le parezca imposible. ¿Sientes que Dios no te está escuchando? Lee estos pasajes y anótalos en tarjetas, llévalos en tu cartera, úsalos como recordatorio de que Dios sí escucha y está cerca. Salmos 116:1; 145:18; Nahúm 1:7.

Dios es fiel. El autor de Salmos 119 estaba convencido de la fidelidad de Dios y por tanto le pedía el cumplimiento de sus promesas o se las recordaba. En Salmos 119 (NTV), la palabra promesa o promesas aparece 8 veces y prometiste aparece 9, todas se refieren a Dios. Cuando la infidelidad nos ha marcado de una manera u otra, aceptar que Dios sea fiel se nos hace difícil. El corazón se rehúsa a confiar. Por eso es crucial que aprendamos de memoria la Palabra, o como dice el propio salmo 119, que la atesoremos, para que cuando lleguen las situaciones difíciles, recordemos que Dios es fiel y que lo que ha prometido lo hará, tal y como lo creía este antiguo salmista. ¿Te resulta difícil aceptar que Dios sea fiel, siempre? Aunque él ya lo sabe, cuéntaselo y pídele que sane tu corazón de las heridas pasadas para que hoy puedas ver su fidelidad en tu vida. Algo práctico, lleva una lista de todas las ocasiones en que la fidelidad de Dios se ha manifestado en tu vida. Cuando te sientas tentada a dudar, regresa a tu lista para que te sirva de recordatorio. Lee Deuteronomio 7:9; Malaquías 3:6; Isaías 54:10; 1 Corintios 1:9; 2 Timoteo 2:13.

Con Dios es igual que con las relaciones humanas. Para conocerle de verdad tenemos que cultivar la relación. ¿Queremos experimentar estos y otros rasgos de su carácter? No podemos limitarnos a una lectura apurada de la Biblia, ni al sermón del domingo o lo que escuchamos en la radio cristiana. Tenemos que aprender del salmista: “¡Oh, cuánto amo tus enseñanzas! Pienso en ellas todo el día” (v. 97). ¿Será que este hombre no hacía nada más? ¡Claro que no! Solo que aprendió que la Palabra de Dios no es un aspecto de su vida sino algo que afecta todas las esferas de su vida.

De eso se trata. Solo así podemos vivir la vida como Dios la diseñó.

(Publicado originalmente en wendybello.com)

© 2016 Wendy Bello

© 2019 Wendy Bello
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