¿CÓMO LO HACES?

Judith Hernandez

 “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.”Mateo 11:28 (NVI)         

Lectura:

No sé por qué muchas veces todas las situaciones difíciles, “pruebas”, me llegan al mismo tiempo.

Hace poco tuve varias situaciones sucediendo en mi vida al mismo tiempo. Tuvimos que apresurarnos a mudarnos de una casa a otra, por situaciones fuera de nuestro control. Unos días después mi esposo fue admitido por urgencias en el hospital. En esa misma semana comenzó una ola de grandes cambios en mi trabajo, horarios largos de trabajo (12 horas diarias)  procedimientos nuevos y un sistema de computadores completamente diferente. Mi hija se iba a la universidad por primera vez y desde la distancia yo trataba de hacer mis labores de madre y guía ayudándola en su proceso. Sin saber que todo esto vendría, y para añadirle más a la lista, comencé la escuela nuevamente después de 10 años de no estudiar, tomando algunas clases en la noche.

Conversaba con una compañera del trabajo y le contaba de mis situaciones. Cuando me pregunto: “¿Y cómo lo haces?   ¿Cómo haces para estar tan tranquila aquí en el trabajo, con todas esas cosas?”  Mi respuesta fue rápida cuando le dije me concentro en lo que hago en el momento.   

Luego de un rato reflexioné en esta respuesta. Era verdad me concentraba en lo que hacía en el momento, pero la única razón por la que podía hacer eso y estar tranquila era porque alguien más cuidaba de las otras situaciones mientras yo cuidaba de una a la vez.

En el versículo de hoy Jesús nos dice que llevemos todas nuestras cargas a él. Antes pensaba que eso significaba llevarle un problema y olvidarme del problema por completo, sabiendo que podría descansar en que él lo solucionaría todo. 

Sin embargo, en ese tiempo de muchas dificultades  el versículo tomó un nuevo significado para mí.

En las mañanas  venia a Jesús con mi gran lista de preocupaciones del día, las finanzas, las cosas nuevas del trabajo, mi esposo en el hospital, la universidad de mi hija y mi nueva escuela. Le pedía que me ayudara a ser sabia en cada situación y que me pudiera concentrar en lo que hacía para no cometer errores, especialmente en el trabajo.

Mientras estaba en el trabajo, sabía que Jesús se encargaría de mi esposo mientras estaba en el hospital. Sabía que Él se encargaría de guiar a los doctores y de usar las manos de las enfermeras para curarlo. De esta manera mientras Jesús llevaba esa carga por mí, yo podía enfocarme en mi trabajo, en aprender el nuevo sistema y no cometer errores.

Mientras estaba en el hospital, me concentraba en estar con mi esposo, en darle ánimo, leerle la Biblia, y darle palabras positivas. Me enfocaba en su situación. Sabiendo que Jesús llevaba las otras cargas por mí. Cuando hablaba con mi hija, me concentraba en ella, en tratar de encontrar soluciones correctas a su situación y guiarla por el camino correcto.

Darle mis cargas a Jesús no significaba que me olvidara de mis situaciones por completo. Al siguiente día, o algunos momentos más tarde, yo debía retomar mis cargas y nuevamente concentrarme en ellas una a la vez, pero el saber que mientras yo atendía una situación, Jesús tenía el control sobre las otras, me daba paz y gozo.

Claro que, de vez en cuando, olvidaba que tenía ayuda y sentía que todas las cargas se venían una tras otra sobre mí.  Esas cargas parecían tan pesadas, especialmente cuando cometía un error en el trabajo y me llamaban la atención, u olvidaba llevar al hospital algo que mi esposo me había pedido, o le decía a mi hija que la llamaba en la noche y lo olvidaba completamente. Parecía que una nube negra y muy pesada se venía sobre mí. Pero era ahí donde de lo profundo de mi corazón decía: “Jesús, por favor, lleva mis cargas por mí.”  Mentalmente hacia mi lista otra vez, y continuaba concentrándome en una sola cosa a la vez, sabiendo que Jesús se encargaría de las demás.

Amado Jesús, ayúdanos a poder descansar en ti. Ayúdanos a entender que estás tienes control de todas las cosas y que tú nos ayudas con todos nuestros problemas. En tu nombre, amén.

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Reflexionar y responder:                                                                                         Quizá hoy estás pasando por muchas dificultades, haz una lista de todo lo que estás pasando y comienza a entregarle tus cargas a Jesús una a una.

Aunque sea difícil, concéntrate en una sola cosa a vez, confía en que Jesús se encargará de las otras.

Versículos poderosos:
1 Corintios 10:13 : “No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla”. (RVR1995)

1 Tesalonicenses 3:3 “Así las dificultades y problemas que ustedes afrontan no los harán dudar. Ustedes saben que tenemos que hacer frente a esos problemas”. (TLA)

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