Con Diseño Divino

Aún torcida puedes florecer

De la Palabra de Dios: Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre. (2 Corintios 4:18, NTV)

Vivir en la Florida tiene sus beneficios, como no tener que luchar con la nieve y poder ir a la playa prácticamente cualquier día del año. Sin embargo, como nada es perfecto en esta Tierra, también tiene sus inconvenientes como la humedad, los mosquitos y poder cultivar muy pocas flores debido al excesivo calor.

De modo que cuando entré ese día al supermercado y vi una hermosa planta de jacinto, llena de botones. Esta planta venía en un recipiente peculiar, con las raíces sumergidas en agua. Leí las instrucciones de la etiqueta y vi que, según lo que decía allí, sería muy fácil ver las flores del jacinto en breve. Así que decidí comprarla y llevarla a casa.

Como a las 48 horas noté que el jacinto se estaba inclinando un poco, y pensé que era el resultado de lo que la ciencia llama fototropismo, cuando las plantas crecen hacia donde está la luz, por lo que viré el recipiente para obligarla a enderezarse un poco. Tal y como decía la etiqueta, las flores estaban comenzado a abrirse.

Unos dos días después, mi hijo me dice: “Mami, ¿qué le pasó a tu planta? ¿por qué está así inclinada?” Yo no lo había visto esa mañana, así que le expliqué lo del fototropismo y demás. ¡Pero no me imaginé lo que él había querido decir con “inclinada”! Cuando bajé a la cocina, me encontré mi planta de Jacinto completamente caída, el bulbo fuera del envase y la rama con flores apoyada sobre el mostrador.

Después de buscar un poco en Google llegué a la conclusión de que no había mucho que hacer, el peso la había llevado a inclinarse de esa manera y no me quedó más remedio que cambiarla de envase para ayudarla un poco y aceptarla tal y como era, hermosa pero jorobada.

¿Por qué te cuento toda esta historia? Porque, como en todas las cosas de la vida, si prestamos atención aprenderemos algo.

Nosotras muchas veces somos como la planta, las circunstancias nos “doblan”, nos sacan de nuestra comodidad y pareciera que la vida se está acabando. Sin embargo, a veces no nos percatamos de que Dios permite que así sea porque en la “torcedura” viene la transformación, y luego, el fruto… o en este caso, las flores más hermosas y olorosas. Sí porque, aunque estaba completamente doblada, mi Jacinto tenía una dulce fragancia y unas hermosas flores color rosa oscuro.

Quizá ahora mismo te sientes como el jacinto, doblada, tratando de enderezarte para encontrar la luz, pero sientes que el peso de todo lo que está pasando es mucho más fuerte que tú. Permíteme alentarte con las palabras de Pablo:

“Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos” (2 Corintios 4:9).

Aunque vengan las dificultades, y nos doblen, no pueden aplastarnos porque tenemos a Jesús sosteniéndonos. Podemos florecer, podemos tener un aroma agradable y atrayente aún en medio de las luchas y saber que producirán en nosotros algo que de otra manera no habríamos experimentado. 

“Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades! Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre” (2 Corintios 4:17-18)

Si Dios ha permitido que estés “doblada”, no luches por enderezarte. Aunque parece contradictorio, no lo es. Él es el jardinero perfecto que sabe cómo cuidar de sus plantas; más aún, él las creó y sabe que incluso torcidas por las circunstancias y embates de la vida, pueden florecer y mostrar su gloria.

¡Decidamos vivir como Dios lo diseñó!

© 2019 Wendy Bello
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