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El regalo de Dios – las mascotas

Génesis 9:2
"'Infundiréis temor y miedo a todo animal sobre la tierra, a toda ave de los cielos, a todo lo que se mueva sobre la tierra y a todos los peces del mar; en vuestras manos son entregados’”.

Dios no permitió que el hombre comiera carne antes del Gran Diluvio pero nos dio permiso de hacerlo luego del diluvio. Al mismo tiempo, Dios puso el temor al hombre en los animales para que supieran que necesitaban protegerse a sí mismos.

Sin embargo, aquellos animales a los cuales por lo general nos referimos como “domésticos” se mantuvieron en una cercana relación con el hombre. Inclusive los animales de los cuales no pensamos como mascotas pueden ofrecer beneficios para el hombre. Los investigadores han encontrado que cuando niños autísticos interactúan con delfines los niños se hacen más comunicativos. Los investigadores dicen que el contacto ocular con las mascotas es especialmente valioso. Los animales por lo general creen importante saludarse entre sí luego de un largo periodo de ausencia. Es por eso que nuestras mascotas están tan ansiosas por saludarnos cuando llegamos a casa. Es un ritual importante para ellos, y nosotros por lo general disfrutamos de la calidez del momento.

Los investigadores también han encontrado que cuando las mascotas son introducidas a un escenario familiar, las familias usualmente muestran más señales de cercanía y calidez. Hay más juego saludable y menos peleas. Uno de los encuentros más sorprendentes fue que cuando la gente ponía más atención a sus mascotas, la presión sanguínea bajaba. Inclusive el simple mirar a un acuario baja la presión sanguínea. La gente con alta presión sanguínea se beneficia más de esta interacción.

El amor incondicional ofrecido por nuestras mascotas es verdaderamente una bendición de Dios. Pero el amor incondicional de nuestro Creador hacia nosotros a través del perdón de pecados en Cristo Jesús es más grande que cualquier otro amor que podamos experimentar.

Oración: Amado Padre celestial, Te agradezco por las bendiciones que disfrutamos a través de las relaciones con los animales a nuestro alrededor. Más que todo, Te agradezco por Tu amor incondicional hacia mí a través del perdón de pecados en Tu Hijo, Jesucristo. Amén.

Ref: Joan Arehart-Treichel. 1982. Pets: The Health Benefits. Science News, Vol. 121, Mar. 27. P. 220-223

 

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